Y al levantarnos, humillados, nos decimos a nosotros mismos que no pasa nada, que podremos soportar la carga y vivir con el dolor. Lenta e inagotable, una luz roja, parpadea en nuestro interior, testigo de averiado, pendiente de reparación, mudo espectador de nuestro fracaso...
Resignado y taciturno, arrastras tu gabardina sobre el mojado asfalto y su infinita gama de grises desgastados, mientras te preguntas cuantos pasos has dado en la dirección equivocada.
Sientes desesperadas las miradas y tu pesada carga ahonda tus pisadas, robándote la posibilidad de la escapada...
La noche muere y lento amanece, como siempre...
JackSparragoss