En el reflejo nacarado de una perla, quiso mi padre, inscribir la imagen de aquel infante sonriente que le regalaba alegría con cada una de sus miradas inocentes.
Y así, cada vez que asomaba mi tímida mirada al reflejo de aquella perla nacarada, por duros avatares que la vida me enviase, la imagen devuelta por aquella vieja lágrima de los mares, era siempre la de aquel niño inocente que adoraba a su padre.
Para él.
JackSparragoss